Act. Finales

En esta sección figuran los trabajos realizados por nuestros alumnos al volver del viaje. Contiene sus impresiones, su valoración y fotografías realizadas por ellos.



Lunes 10 de octubre 2016




El primer día de las rutas dormimos en un hotel céntrico de Zarautz en Guipuzcoa.
En la mañana del lunes, comenzamos visitando el pueblo de Pasaia donde conocimos los dos barrios que dividen al pueblo: San Pedro y San Juan. Posteriormente visitamos la Factoría Albaola, en este mismo pueblo, donde nos explicaron cómo están reconstruyendo un ballenero del S.XVI utilizando las mismas técnicas antiguas, también nos explicaron cómo era la vida de los náufragos y en qué consistía su trabajo. Allí almorzamos y cogimos un bus dirección San Sebastián.

Visitamos el museo de las Ciencias Eureka, uno de los que más nos gustó porque era muy interesante y curioso. Al llegar, el grupo entero fuimos a un taller tecnológico donde nos hablaron sobre la electricidad y nos hicieron varias demostraciones, por ejemplo, como un compañero del IES María Moliner podía transmitir electricidad a través del cuerpo estando en contacto con una lámpara de plasma y sobre un taburete para no estar en contacto con el suelo y que no descargara la electricidad con este, cuando el compañero tocaba a otra persona saltaba una chispa. 


También nos enseñaron cómo funcionaba una jaula de Faraday cuyo interior no conducía electricidad en cambio el exterior sí. Al acabar el taller nos dividieron en dos grupos y dimos un paseo guiado por el museo; recorrimos un laberinto de espejos que nos pareció verdaderamente divertido y gracioso.
Al salir del museo, nos dirigimos a comer en el Campus de la Universidad de Filosofía del País Vasco, dónde pudimos descansar un poco de las actividades de la mañana. Nada más comer, subimos al bus en dirección San Sebastián, una ciudad verdaderamente increíble, más concretamente al monte Igueldo al que subimos mediante un particular funicular construido en 1912. Actualmente el recinto es un parque de atracciones que funciona en días festivos y en verano. El parque está dividido en dos plantas, ambas con unas vistas de la playa de la Concha espectaculares. Después de un rato para tomar fotos al paisaje, pasamos a hacer la actividad literaria, que consistía en que cada grupo debía escribir una historia sobre un tema propuesto por las monitoras, en este caso eran todos relacionados con balleneros, náufragos, Pasaia… y el grupo ganador recibiría una dulce recompensa (que el equipo ganador aún espera según tenemos entendido).
Nada más terminar la actividad, bajamos de nuevo en el funicular y dimos un paseo hasta llegar al peine del viento, un conjunto de esculturas de acero adheridas a los acantilados con un peso aproximado de 10 toneladas, dato curioso porque las rocas están en medio del mar y el acceso no es muy fácil. Estuvimos un rato disfrutando de las vistas y continuamos con las fotos.

Luego, volvimos a coger el bus para ir al centro de San Sebastián. Allí nos dieron un tiempo libre para visitar tiendas, hacer fotos, tomar un helado…El centro es increíblemente precioso puesto que puedes admirar el ayuntamiento a la vez que observas la playa. Los atardeceres en esta zona de la ciudad son magníficos. Más tarde, dimos un paseo hasta el teatro Victoria Eugenia, donde se celebra el festival de cine de San Sebastián y nos explicaron como se organizaba en general.
Cogimos el bus y nada más llegar a Zarautz cenamos e inmediatamente hicimos el intercambio de regalos. Hemos pasado esta semana en conjunto con un instituto de Almería, y es tradición llevar algo típico de tu tierra al otro grupo. Nosotros les entregamos un bonito y curioso palomar de cerámica, muy típico de castilla, así como diversos folletos, DVDs… relacionados con Valladolid y Laguna. Ellos nos entregaron un plato con un precioso diseño y también varios folletos relacionados con Fiñana, su pueblo.



Ángela Bocos, Ainhoa Arias y Sofía Ramírez

Martes  11 de octubre 2016


El martes por la mañana fuimos a Zumaia, donde visitamos el centro de interpretación de Algorri. Allí, primero, en la puerta del centro leímos unos fragmentos de la obra de Moby-Dick, una vez dentro nos pusieron un video que se hizo algo largo y visitamos una serie de salas donde nos explicaron la formación y la importancia del Flysch. 
Desde allí fuimos a ver el flysch propiamente dicho, y como anécdota, contaremos que por el camino nos encontramos una hoja de cannabis. Al llegar vimos cómo estaban montando el escenario de juego de tronos, bajamos a la playa, donde nos dieron tiempo para hacernos un montón de fotos y disfrutar del paisaje.


Después fuimos a Bermeo donde vimos la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, que se encuentra sobre un acantilado. Para llegar hasta allí y tocar 3 veces la campana (que según la tradición popular da buena suerte) tuvimos que andar por un terreno irregular por donde costaba caminar hasta llegar al inicio de las 241 escaleras que tocaba subir, a medida que subíamos el paisaje se iba haciendo cada vez más bonito e iba compensando el esfuerzo.

Una vez llegamos arriba, asomados a esa preciosa cornisa de piedra nos daba esa brisa marina que hacía que Sandra pareciera un camping gas. Después de un tiempo en el que pudimos hacernos fotos y disfrutar del paisaje tuvimos que bajar de la ermita y volver al autobús que nos llevaría a comer.
Por la tarde fuimos a Guernika donde visitamos el museo de la paz, nos dividimos en dos grupos, y a nosotros nos tocó hacer primero una serie de juegos cooperativos, que fueron muy divertidos: el primero tenía como objetivo el conocerse unos a otros, luego realizamos unos juegos de confianza, y los dos últimos fueron juegos cooperativos en los que teníamos que alcanzar un objetivo común en el que nadie perdía ni ganaba.
Más tarde fuimos a ver las salas del museo en las que explicaban el desarrollo del bombardeo sobre Guernika durante la guerra civil. Este bombardeo destacó ya que se hizo en un día cotidiano, esto lo pudimos ver gracias a una simulación que nos ponía en la piel de una mujer del pueblo de Guernika que sufrió el bombardeo un tal 26 de abril de 1937.
Después fuimos a dar un paseo por el casco histórico del pueblo donde visitamos la casa de juntas y vimos el árbol de Guernika y nos contaron que alrededor de él se hacían asambleas y se aprobaban decisiones.
Luego, nos dejaron un poco de tiempo libre donde nos compramos unos bonitos recuerdos para la familia.
Para terminar vimos la réplica del cuadro de Guernika (de Picasso) en azulejos y nos hicimos una foto de grupo allí.

Después de este día tan agotador como divertido nos fuimos a recuperar fuerzas a un albergue, dónde apenas dormimos porque las habitaciones eran compartidas con mucha gente.


José Antonio de Miguel, Raúl Ortega, María García y Sandra García.


Miércoles 12 de octubre 2016

El día comenzó con la visita del puente colgante de Getxo, una obra arquitectónica que une Getxo con Portugalete, tiene 61 metros de altura y 160 de longitud, es tan alto para el fácil paso de barcos de grandes dimensiones, el cual durante la Guerra Civil fue destruido por el Ejercito del Norte para evitar el paso de las tropas franquistas, fue reconstruido y nuevamente puesto en servicio en 1941.

El puente contiene dos formas de atravesarle, la principal y más transitada es un teleférico colgado por cables a ras del agua, el cual se divide en dos zonas una para el tránsito de personal y la otra para los automóviles y las mascotas. La otra forma de atravesarle es por arriba a pie donde se ofrece una vista de de Getxo y Portugalete impresionante, a dicha parte se accede por un ascensor y al otro lado del puente hay otro para poder descender.
 La forma de las torres del puente recuerda a la Torre Eiffel ya que Eiffel fue uno de los arquitectos en diseñar este puente. Es de color rojizo ya que es un color de los minerales del hierro para evitar la radiación térmica y con ello dilataciones más bruscas que deterioran las piezas.

Después de estar en el puente colgante, fuimos como a un tipo de barca con motor así cruzando la ría del Nervión, y ya fuimos a los altos hornos de Vizcaya que se encontraba en el Barakaldo.
La mayoría de las instalaciones fueron derribadas y ahora solo queda algunos edificios donde hay hornos de recalentado. Allí en un edificio una guía nos contó que la minería caracterizó al País Vasco en plena Revolución Industrial y fue la causa, junto con la siderurgia. Por la que hubo un gran crecimiento económico y demográfico en esta comunidad, se fabricó acero con el que se construían barcos y ferrocarriles.


Más tarde fuimos a una sala donde nos sentamos todos los de la excursión y nos mandaron escribir en un papel algo que quisieses decir a alguien, ya que ese papel lo iba a leer en alto cuando llegase la noche en el hotel.
Para finalizar la mañana, fuimos de vuelta al bus para volver al hotel que se nos asignó.
Después de comer nos fuimos al museo Guggenheim, donde nos dividimos en dos grupos, unos comenzarían dentro del museo, y otros fuera. Comenzamos dentro viendo la exposición “la materia del tiempo” del artista Richard Serrá. La obra está hecha de acero patinable, y consta de 8 esculturas. También dentro del museo, vimos una exposición de cuadros de Francis Bacon llamada” de Picasso a Velázquez”, formada por 50 obras.
Fuera del museo vimos un conjunto de esculturas de acero inoxidable tales como la escultura “mamá” que se trata de una araña y “el gran árbol y el ojo”, además de Puppie, la mascota del museo, que es un perro decorado con flores.
Más tarde nos dirigimos en autobús al casco viejo de Bilbao.
Para finalizar el día el bus nos dejó en Bilbao/Bilbo, donde nada más bajar daríamos un breve paseo por una especie de parque hasta llegar al Teatro Arriaga, del cual nos explicaron que se construyó en el S.XIX en honor al compositor bilbaíno Juan Crisóstomo de Arriaga, que se le ha denominado como el “Mozart español” y que era de estilo neobarroco.

Fue en el exterior del teatro donde nos explicaron que nos dejarían tiempo libre por la ciudad de Bilbao/Bilbo(la cual nos dijeron que era la ciudad industrial y comercial más importante del Cantábrico, que se ha renovado sin renunciar a sus raíces), tras realizar una pequeña actividad que consistía en preguntar a los bilbaínos, a los residentes, sobre la propia ciudad de Bilbao/Bilbo una serie de cuestiones culturales.


Alex-Richard Muñoz, Marcos Garrido, Mario Lanchares,
David Rincón y Francisco Javier Álvarez

Jueves 13 de octubre 2016

El día comenzó en aquel hotel-albergue de Bilbao. Después de un viaje en autobús (imprescindible para dormir) llegamos a San Vicente de la Sonsierra, un pueblo de la Rioja. Era un día gris, con niebla, y amenazaba lluvia. El paisaje era muy diferente al que habíamos visto en el País Vasco: en lugar de ser todo verde, bosques entre los valles, naturaleza como de un cuento..., el paisaje era más seco. En realidad no era seco, pero no era tan verde como en el País Vasco. Ese día, al ver las vides y al fondo la Sierra, y con la niebla espesa, se notó, y mucho, que habíamos cambiado de Comunidad Autónoma.

Lo primero que hicimos fue una visita guiada a una iglesia románica, Santa María de la Piscina. El nombre viene de antes de que se mandara construir. Un noble fue a las cruzadas, la guerra santa. Al llegar a Jerusalén vio una piscina, y quiso tener una igual en su tierra. La mandó construir, y años más tarde, se edificó la iglesia encima de esa antigua piscina. En el exterior de la iglesia había unas tumbas antiguas, labradas en la piedra. Según su forma, podía saberse en qué siglo fueron creadas.

A continuación, las guías nos llevaron a unos lagares rupestres. Lagar es el lugar donde se pisaba la uva, y “rupestre” viene de que en aquellos lagares se pisaba la uva hace siglos. Allí, Mario García, Ainhoa y Sofía Ramírez se unieron a las guías en la tarea de pisar la uva. Después probamos el mosto, recién exprimido.
En particular, hay que decir que aquel día el suelo estaba un tanto embarrado, y como estábamos en el campo, nos manchamos los zapatos y los bajos de los pantalones.

Cabe destacar que lo último que hicimos en San Vicente de la Sonsierra fue visitar un dolmen, que es un lugar bajo tierra donde se enterraba a los muertos. Obviamente no entramos en el dolmen (era demasiado estrecho y pequeño, no es como unas catacumbas), lo vimos desde fuera. Allí nos explicaron que dentro del dolmen había unos 60 esqueletos, pero que estimaban que en un principio habría en torno a 100 enterrados. Esta pérdida de cadáveres se debe a la forma del dolmen: era un dolmen de corredor. Esto significa que para entrar al dolmen había que pasar primero por un corredor estrecho. Con el tiempo, el ganado fue destruyendo este corredor, y los cadáveres allí situados fueron desperdigados por los campos. Esto explica por qué se encuentran todavía tibias entre las vides.

Después de visitar este pueblo, fuimos a Briones. Allí visitamos el museo del vino. 

Como éramos un grupo de jóvenes, decidieron (los guías del museo) hacer una visita diferente. Nos pusimos por parejas, y dieron un antifaz a cada pareja. De esta manera uno de los dos compañeros era guiado por el otro. Además, el compañero que no llevaba el antifaz debía ir describiendo al otro todo lo que veía.

Por la tarde fuimos a San Millán de la Cogolla, un pueblo donde se encuentran los monasterios de Suso y Yuso. Allí nos dividimos en tres grupos, debido a que la visita del monasterio de Suso debía ser en grupos pequeños, por motivos de conservación.


Nuestro grupo fue el primero en subir al monasterio de Suso. Tuvimos que esperar durante media hora a que llegara el microbús que nos tenía que llevar al monasterio. Este se encontraba en la falda de una montaña, en una sierra. Allí, la vida monástica había empezado en unas cuevas, hace muchos siglos. A medida que fue pasando el tiempo, el lugar fue cambiando hasta convertirse en lo que es hoy: un monasterio construido en cuatro “estilos” diferentes.
Después bajamos de la montaña y fuimos al monasterio de Yuso. Allí era todo totalmente distinto: mientras que en la montaña el espacio era muy reducido, allí el monasterio era casi del tamaño de una catedral. El lugar fue declarado patrimonio de la humanidad por unos manuscritos que se conservan allí. En ellos se encuentra un texto en latín. A los lados, en los márgenes, hay escritas unas notas, aclaraciones, en castellano y euskera. Son las palabras escritas en estos dos idiomas más antiguas que se conocen a día de hoy. En el monasterio de Yuso hicimos un taller de escritura. Consistía en escribir nuestra inicial al estilo medieval: con cáñamo y tinta. Fue muy divertido y a la vez original.

Finalmente, para concluir el día, fuimos al pueblo donde pasaríamos la noche, Santo Domingo de la Calzada. Primero dejamos las maletas en el hotel, y luego fuimos a visitar el pueblo.
Lo primero que hicimos fue visitar la catedral del pueblo por donde, por cierto, pasa el camino de Santiago. Luego nos dejaron tiempo libre para visitar la localidad. Lo primero que hicimos todos fue ir a una tienda de gominolas. Creo que los dependientes nunca habían visto a tanta gente en su tienda. ¡Es que éramos muchísimos! Tú imagínate: 50 chavales que no han comido gominolas durante varios días. ¡Eso fue como un aprovisionamiento antes del invierno!

Más tarde volvimos al hotel para cenar. La cena consistía en un plato de judías verdes con patatas y otro plato de huevos fritos con jamón serrano. La cena estuvo exquisita. Después de la cena subimos a nuestras habitaciones. No eran lujosas, pero estaban bastante bien. 
En conclusión, nos quedó un buen día y nos lo pasamos genial.

Daniel Sanz, Rodrigo Lázaro, Javier de la Sierra y Mario García

Viernes 14 de octubre 2016

Ya llegó el viernes, nuestro último día de rutas antes de volver a Laguna. La noche anterior  dormimos en Santo Domingo de la Calzada, un pueblo muy bonito y acogedor. Por la mañana nos levantamos a las siete.  Después de preparar las maletas y el resto de las cosas,  ya que no volveríamos a ese hostal,  bajamos a desayunar  y a la hora de queda, nos reunimos en el hall para ir al autobús.
Salimos a primera hora de la mañana, hacia las 8:00 h. Teníamos la visita a un museo de fungiturismo. Vimos las distintas salas y el guía nos fue explicando varias cosas sobre el reino fungi y sobre los hongos, fue bastante interesante. 

Después pudimos ver las salas en las que hacen crecer los champiñones que  se hacen allí mismo a través de un  través de un proceso muy estudiado.

Después de almorzar por allí volvimos al autobús para ir al Museo Cretácico de dinosaurios, El Barranco Perdido.  Aprendimos cosas sobre diferentes tipos de dinosaurios  y vimos un pequeño vídeo en 3D que explicaba cómo vivían los dinosaurios del Cretácico en esa zona de La Rioja. Después de ver el museo por dentro salimos al exterior donde se encuentran los yacimientos de huellas fósiles de dinosaurios y estatuas a tamaño real. Fue bastante interesante verlo ya que es algo muy difícil de encontrar y mantener.

Es una pena que muchas veces no se apoye económicamente el cuidado de estas cosas, los yacimientos no estaban protegidos y las figuras estaban un poco deterioradas.

Al acabar la actividad volvimos al autobús para ir a comer. El restaurante estaba muy bien y la comida nos gustó mucho. Ya por la tarde hicimos una ruta caminando ocho kilómetros hasta  llegar a unas pozas termales en Arnedillo donde pudimos bañarnos. 


El paseo vino muy bien para hablar y relajarnos, ya que era el último día. El  camino era fácil y llano, con bonitas vistas.

Después del baño, tuvimos un rato libre por el pueblo. Volvimos al autobús siguiendo nuestra ruta, esta vez alejándonos un poco más,  hacia el hotel El Villar de Corella, en la Comunidad Foral de Navarra. Al llegar repartimos las habitaciones y nos instalamos. 

La cena nos gustó mucho. Después estuvimos en una sala del hotel, y como dos días atrás Vicky y Elena sortearon unos libros de autores vascos entre todos. Hicimos de nuevo una actividad que ya habíamos hecho otros días, escribiendo y leyendo notas anónimas entre nosotros y fue bastante gracioso. Pusimos música, y cosas de picar y beber. Hasta hubo quien se animó a bailar. Más tarde llegó la hora de subir a las habitaciones, dejar las cosas preparadas para la vuelta a casa y descansar, aunque como todos los días alargamos unos ratillos de charla.

Ana Manuel Muñumer, Paula Vicente Peña, Iris Martín Ortega. 






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